sábado, 24 de mayo de 2014

Venezuela en tres lógicas

Venezuela en tres lógicas

Hoy los movimientos y las organizaciones sociales permanentemente reflexionan y accionan en definir el significado social de las organizaciones populares, sus alcances y sus roles en el contexto donde habitamos, de relacionarse con entes gubernamentales y articularse con otros movimientos, que permitan afianzar como fuente de un poder popular que condicione el accionar del poder constituido.

Estas reflexiones asoman tres lógicas, que coexisten y con frecuencia se contraponen entre sí. Estas lógicas son:
  1. La del capital,
  2. La del poder alterno y
  3. La del poder constituyente.
La lógica del capital

Es la más nombrada, no por ello la mejor conocida. Está sustentada por los mensajes de los grandes empresarios, amplificados por los principales medios de difusión del planeta. Esta lógica supone que el mercado impone sus leyes en todo lo que hacemos los seres humanos. Así, se supone que lo mejor que podemos hacer es tratar de obtener la mayor rentabilidad posible del uso del capital, lo que hace que nos convirtamos en meros instrumentos económicos.
Esta lógica no solo rodea y tiende a asfixiar la revolución venezolana, sino que la impregna en gran medida. Está presente en las negociaciones internacionales en torno al petróleo; en los planes nacionales, que incluyen aspectos tales como los bonos de PDVSA y proyectos visionarios como el Banco del Sur. Esto se comprende por cuanto el país tiene que ajustarse a esta lógica capitalista para estar presente en el quehacer político y económico del mundo, y para asegurar recursos que sustenten sus proyectos.
La lógica del capital también está presente en las instituciones oficiales, en el modo como funcionan hacia adentro y se articulan entre sí. Ello se manifiesta en que fundamentan sus planes y sus resultados en términos de menor costo-mayor beneficio, y en la búsqueda permanente de cifras y números para fundamentar los procedimientos. Por otra parte, esta lógica es fuente de efectos perversos, tales como la corrupción, la malversación de fondos, y los privilegios de clase. Lo curioso y lo interesante es que está, necesaria para la supervivencia del país y como base para las transformaciones planteadas, debe albergar en su interior una lógica diferente: La lógica del poder político alterno.

La lógica del poder política alterno

Está protagonizada por los agentes políticos, como el propio presidente Chávez. Hablamos de alterno, por cuanto el discurso oficial se refiere a que hemos de asumir un sistema socialista, diferente del sistema alentado por la lógica del capital.
Para construir un sistema alterno, la política bolivariana requiere afianzarse, copando del modo más rápido posible todos los espacios sociales y políticos (gerencia pública, gremios, estudiantes, entre otros). La edificación de un sistema socialista requiere construir formas de poder que puedan contrarrestar la ofensiva del capitalismo internacional y nacional, y al mismo tiempo crear los rasgos propios del estadio buscado. De aquí la urgencia por crear organismos que luego van quedando atrás (las unidades de batalla electoral, los círculos bolivarianos, entre otros), y de crear la mayor cantidad posible, en tiempo breve, de consejos comunales.
Esta lógica, que alterna el movimiento ofensivo-defensivo, si bien va constituyendo discursos, acciones y ámbitos organizacionales prestos al cambio, también puede generar algunos inconvenientes; uno, que la presión por el cambio, a cargo de personas políticamente limitadas, o simplemente ambiciosas y hasta corruptas, va dejando de lado o atropellando personas y organizaciones de base que han desarrollado un trabajo local y regional significativo. Otro, que el proceso tiene que valerse de organizaciones burocráticas, verticales y fuertemente ceñidas a la lógica del capital, y desde allí crear organizaciones autónomas, democráticas, con pertinencia social y que prefiguren un sistema social alterno. Es como pedir peras al olmo.
Así, las estructuras políticas, sustentadas en la lógica del poder alterno, en su afán por crear rápidamente un poder ofensivo-defensivo, sumado esto a la lucha por el poder personal y grupal, enfatizan el control y la uniformidad por la participación plena y la diversidad. Finalmente, otro factor importante a considerar es que este proceso que busca afianzar la lógica del poder alterno, paradójicamente está soportado por el capital derivado de los excedentes petroleros y la recaudación de impuestos, es decir, se soporta en ultima instancia en la lógica del capital. Ello obliga a plantearse la urgencia de asumir colectivamente la búsqueda de otros modos de ensayar la producción y distribución de riqueza social, para cimentar la revolución. Esta lógica, emanada del poder construido, se enfrenta a otra lógica, la del poder constituyente.

La lógica del Poder Constituyente

Es liderizada por las personas que habitamos los movimientos sociales y organizaciones sociales. Enfatizamos la diferencia entre poder constituyente (el pueblo en todos sus sentidos) y el poder constituido (las instituciones existentes). La lógica del Poder Constituyente enfatiza la construcción del poder local, la articulación con otras organizaciones para el apoyo mutuo, y la generación de un espacio político más amplio; una fuerza que pueda dialogar horizontalmente con el poder constituido.
Estos movimientos, al contrario del anterior, prefieren la diversidad, la pluralidad y el ejercicio permanente del dialogo, antes que la uniformidad y la verticalidad. Tienen frecuentes conflictos con los poderes constituidos y sospechas históricas sobre los aparatos políticos “creados de la nada”. Requieren de mucho tiempo, de una formación progresiva, de ensayos, de idas y venidas, para construir nuevas formas de poder democrático, que den respuesta a los requerimientos surgidos de las vivencias cotidianas de la gente. Muchas veces se dedican más a lo local y a desarrollar su vida interna (como se tomas decisiones, como legitiman sus acciones en las comunidades, etc.), que a lo nacional e internacional. Dependen de las instituciones para existir y sostenerse, y muchas veces estas instituciones tratan de ponerles condiciones, con lo cual se inician los conflictos, puesto que las instituciones –como hemos dicho-, responden a La lógica del poder político alterno y a la del capital.
Si bien estas lógicas se han presentado como si fuesen espacios diferentes, sustentadas por actores diversos, en la vida cotidiana aparecen completamente entrelazados. Parecen nutrirse unas de otras. Así, puede haber intentos institucionales sinceros para fortalecer la actividad económica de los poderes locales, o puede que un Banco Comunal suma plenamente, en su accionar, la lógica del capital. No obstante, la presente reflexión, dirigida a los movimientos sociales, tiene como objeto aportar una conceptualización básica para orientar planes y proyectos de trabajo, para reflexionar sobre el carácter de una organización dada, y para hacer una reflexión sostenida sobre el curso de un proceso particular.

Por: Julio Valdez. Educador/ investigador de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Venezuela.






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