Por Modesto Emilio Guerrero:
“Las comunas deben ser sujetos de sus propias decisiones
trascendentales para su vida, por eso es importante organizarse”
(Viceministro de Comunas y Movimientos Sociales, Alexis Toledo, este sábado 17 de mayo).
Esta frase no vale por si, ni en sí misma, pero tampoco brota sola, por
capricho individual o devaneo de un funcionario inteligente. Contiene
uno de los secretos "mejor guardados" de lo que conocemos como
"revolución bolivariana", y también uno de los datos más subvalorados,
mal valorados, incluso despreciados.
Sin embargo, allí radica
su potencialidad más revolucionaria (en este caso, el adverbio es
clave): "...Deben ser sujetos de sus propias decisiones trascendentales
para su vida..."
Alrededor de 10.000 delegados-comuneros se
reunieron en Caracas con las autoridades gubernamentales. Este es un
dato fundamental para comenzar. Todo lo demás es una construcción.
Debatieron, este es el otro dato. Resolvieron, el tercero. Y el
gobierno, mediante la palabra de su presidente Nicolás Maduro acompañado
de ministros fundamentales, acordó recibir críticas y las reconocieron
como un instrumento indispensable del proceso y del gobierno: este es el
cuarto dato.
Estos cuatro elementos componen un punto de partida.
Sin ellos no hay forma progresiva de abordar en tèrminos de
revolución-contra revolución, la actual coyuntura nacional de
enfrentamiento con con sujeto fascista y su proyecto guerrerista.
Pero al mismo tiempo, es indispensable hacia adentro del chavismo, del
movimiento, de las Comunas y sus consejos, de los sindicatos y
cooperativas, o sea, para acelerar el aprendizaje político de la
vanguardia acumulada en 20 años, y su relación con el movimiento. Si esa
ecuación no habrá salida para el atolladero actual. El màs vital de sus
22 años de historia y sus 15 años como gobierno.
Las
limitaciones, contradicciones, dualidades, intereses subalternos u
ocultos, demagogias expresas o inexpresas, encapuchados idelógicos,
boligarcas travestidos de rojos y rojitos, etc., etc., no anulan la
potencialidad de lo contenido en esta reunión de Comunas, y menos
obstruyen su camino y posibles perspectivas transformadoras. No
comprender esto es divagar o paralizarse.
Que "La producción
comunal" haya ocupado lo central de la agenda, es un límite importante
que se convierte en contradicción riesgosa cuando la enfrentamos al
escenario callejero del "sujeto fascista" que ha iniciado en febrero su
"revuelta de ricos", mediante formas de guerra civil. Solo decir estas
palabras revelan un límite del encuentro de las Comunas, cuya agenda
pudo centrarse la defensa, en todos sus tèrminos, y la producción como
un tema subordinado.
Pero un revolucionario apuesta a la dinámica,
única manera de evadir el peso muerto de la estadística, las
"situaciones" y las "etapas", o las inevitables contradicciones entre
las palabras y los hechos, que suele acompañar estos eventos, por el
desmedido peso del aparato-Estado en el movimiento.
Esa
dinámica explica la correcta intervención del Ministro Rodríguez Torres y
su correcto plan de los "cuadrantes" defensivos por Parroquia a escala
nacional, contra el fascismo desatado, el narcotráfico, los malandros
convertidos en sicarios y los paramilitares uribistas. ¿Cuando tuvieron
las Comunas la posibilidad de debatir su sobre vivencia en esos
términos? Allí la potencialidad, la dinámica, o sea, el movimiento
puesto en movimiento.
Las contradicciones y sus limitaciones
serán siempre inevitables en procesos genuinos de intensidad
revolucionaria como la de esta maravillosamente promisoria Venezuela
bolivariana.
La cosa, mirada en términos de escala y programa,
tiende a concentrarse en la CAPACIDAD POLÍTICA que despliegue LA
VANGUARDIA (en el mejor sentido de esa palabra en la historia de las
revoluciones del siglo XX), para sacar lo mejor de la siempre complicada
realidad.
Lo contrario es guarecerse en los nobles deseos o en
la desesperación individual, o la que nos imponen nuestros programas
almidonados por la vida partidaria endogámica o grupal-onánica.
No habrá re-creación de una izquierda bolivariana que renueve el
espíritu revolucionario del movimiento que vimos vibrar y transformar la
realidad entre 1989 y 1992, entre 1998 y 2002, o entre 2002 y 2005, si
no apostamos programáticamente a esta perspectiva dentro de esos
organismos del poder comunal nacidos del proceso como anuncios de lo
nuevo para superar lo envejecido, mullido, corrompido, vencido por la
prueba de la historia.
Y esto, camaradas, vale también para nosotros mismos.
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