jueves, 9 de mayo de 2013

QUERIDO PRESIDENTE NICOLÁS MADURO ¡BIENVENIDO A ARGENTINA!




Buenos Aires, 08 de mayo de 2013

Le damos la bienvenida a Buenos Aires los estudiantes del Colectivo 4 de Febrero.

Este es el momento de la verdad. Nos damos cuenta que en medio de la gran crisis capitalista, un sector de la derecha irresponsablemente pretende instalar en nuestro país una sensación de guerra, por lo que defender la revolución debe convertirse  entre todos los venezolanos y venezolanas de inmediato en un acto de amor.

Resulta difícil que el hombre postmoderno parta de buenos principios: la mayoría quiere conseguir las mejores hembras, las mejores casas, las mejores ropas; el dinero es más importante que ser honestos. Eso nos enseña Estados Unidos diariamente con sus ideologemas.

En este tránsito entre lo animal y lo humano, alguna carga moral es necesaria. Gracias a las divisiones religiosas, de los sexos, de las ideologías y las nacionalidades, a la mayoría no le importa lo que le sucede a un semejante, ni cómo compite por acceder al alimento. Somos educados para ser egoístas con el saber.

Esa pobre formación que recibimos nos impone arquetipos y modelos que incluyen la impuntualidad, la irresponsabilidad, la falta de rigor, la indisciplina, la inconstancia, la procastinación, la mentira, la traición y la histeria, que están aún presentes en muchas relaciones personales y laborales que presenciamos.

Quizá por alguna de esas inconsistencias alguien llegó a matar al compañero Hugo Chávez, a quien aún lloramos y nunca olvidaremos.

Nosotros creemos posible la transformación de la educación venezolana y el rescate de aquellos compañeros que excluidos de sus derechos y olvidados por el sistema feroz de distribución de riquezas, cayeron en la delincuencia; generando un gran debate nacional que visualice las contradicciones entre el carácter de nuestra revolución y los parámetros educativos burgueses que persisten en la estructura, para la creación de células que se encarguen de resolver mediante políticas concretas en lo cultural, económico y social, profundizando las ya existentes, y transformar todo lo que haya que transformar.

Preocupa que muchas personas en Venezuela no sólo quieran estar bien, sino que quieran estar mejor que los demás, no quieren que los demás mejoren, o al menos no al mismo ritmo para sacar un poco de ventaja.

El que no tiene casa, ni carro, ni seguro, el que no tiene empleo, ni viaja, el que no tiene joyas, ni ropa, el que piensa o se comporta diferente a la mayoría, es al que primero que debe escuchar un Gobierno Popular, pero debe cuidarse de la ansiedad de la clase media por alcanzar las mieles de la vida burguesa, que le impide ver que no entra el que quiere, sino el que puede.

La impenitente guerra económica que hacen los empresarios tampoco es democrática, ni mucho menos considerada con sus clientes. En principio, Mercal no era para cualquiera, deberíamos pensar que en los barrios más pobres hay gente que no tiene para pagar la educación en un colegio privado, no tienen títulos universitarios, ni carrera, ni trabajo; para ellos se crearon las misiones.

En torno al desabastecimiento, cómo no recordar lo sucedido en 2002 cuando las empresas simplemente dejaron de distribuir alimentos en Navidad.

Difícil tarea levantar la Patria de todas las escaseces provocadas u orgánicas, pero no imposible, los venezolanos y venezolanas no podríamos NUNCA entregarla al manejo de alguien más... Y a los que odian a los cubanos, no debemos olvidar que ellos enviaron a sus médicos a los barrios, donde los nuestros no querían entrar por los mismos problemas estructurales de la educación.

Recordemos la historia del dictador Videla en Argentina, del indeseable Pinochet en Chile, ambos de derecha y en nuestro continente, mataron cientos de personas y las desaparecieron. Robaron bebés y los entregaron a militares fascistas... Esos niños fueron secuestrados y sus identidades fueron robadas por ser hijos no natos de estudiantes, sindicalistas o militantes para transformarlos en personas mejores. Aún buscan a 500 hijos las Madres de Plaza de Mayo.

Han dicho que votar por alguien inferior a uno es un error, pero nosotros creemos que entre hermanos no podemos considerarnos inferiores, sino iguales, aún en las circunstancias más adversas, aunque pensemos diferente, aunque partamos de principios opuestos, debemos transformarnos en algo mejor, no en alguien peor que desprecia al otro por lo que piensa; lo primero es enseñar a tolerar al otro, a amar, a ser compasivos.

Consideramos igualmente en esta circunstancia, que podría consultarse a la población, a través de los Consejos Comunales cómo abordar la demanda que debe hacer el pueblo venezolano contra aquellas empresas o gobiernos que atenten contra su democracia y auto determinación, aquellos que conspiren contra las decisiones soberanas. El poder popular debe ejercer la Ley de las Comunas y poner la justicia al servicio del pueblo.

La clave para una sociedad más amorosa y menos violenta está en los pueblos ancestrales y aborígenes.

Hasta la Victoria Siempre!
Colectivo 4F.

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